El líder supremo de la República Popular Democrática de Corea se ha quejado públicamente de que, desde que estalló la pandemia, el mundo ha ido dejando de hacerle tanto caso como antes. El dirigente de Corea del Norte asegura que se está esforzando tanto como siempre pero que sus performances no llenan titulares como antaño.

Ostracismo mediático

“Sí, es cierto, lo del misil gordo ese que sacamos en el 75 aniversario de la creación del Partido de los Trabajadores de Corea tuvo algo de eco, pero nada que ver con los trending topics a los que estaba acostumbrado”, declara entre gimoteos Kim Jong-un mientras supervisa la coreografía de un millón de súbditos con cartulinas en un estadio de Pionyang. “A ver si lo de la denuncia de Human Rights Watch por las torturas a presos preventivos consigue hacer algo de ruido, pero soy pesimista”, confiesa el dictador asiático, que asegura estar pensándose lo de admitir más casos de coronovirus en el país, “porque es lo que lo está petando ahora”.

Jong-un habría estado buscando voluntarios entre sus familiares para que se dejasen devorar por una jauría de rottweilers y subir el video a Youtube, “e incluso a Twitch”, pero de momento no hay candidatos suficientes para comenzar con los castings.

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