mayo 26, 2010

Grandes Mentiras: 04 – Hay que ser educados

La amabilidad está sobrevalorada. Es un invento de los poderes fácticos para convertir a la humanidad en una caterva de seres sumisos que hacen reverencias y se untan el bigote con parafina. He aquí unos cuantos ejemplos de por qué ser amable es una fea costumbre a desterrar de una vez por todas.

Nº 1. Supervivencia
Siempre nos recomiendan mantener las formas a la hora de entrar en un transporte público. Dejar salir antes de entrar y no escupir a los revisores. Sin embargo, si permitimos que salgan primero los pasajeros de los vagones siempre encontraremos una tropa de viajeros armados con paraguas que entrarán a codazos antes que nosotros y cogerán los mejores asientos.

Nº 2. Perdida de tiempo
Perdemos un tiempo valiosísimo pidiendo las cosas con amabilidad y dando las gracias. En el lapso que va desde que le pedimos “por favor” al pescatero dos kilos de sardinas del Kilimanjaro hasta que nos cobra, nos había dado tiempo a obligarle, a punta de martillo pilón, a que nos ponga el rodaballo bueno, y no ese que lleva en la boca un certificado de defunción de 1978.

Nº 3. Progreso
Los grandes avances de la humanidad (guerras, expropiaciones, construcciones salvajes en la costa extremeña…) se han hecho a las bravas. Si Hitler hubiera pedido permiso a los polacos para que se dejaran invadir no habría habido Segunda Guerra Mundial y nunca hubiéramos podido disfrutar de grandes inventos como el velcro o la mayonesa baja en calorías.

Nº 4. Acervo cultural
El respeto y la amabilidad acabarán con las bellas artes del insulto y la extorsión. Es un legado que no podemos perder, ni evitar que pase a nuestros hijos. De lo contrario, expresiones populares como “Dame tu bocadillo o te doy un guantazo que no te reconoce ni el butanero” o “Como vuelvas a tocar el mando a distancia te aplasto los dedos con la minipimer” se perderán para siempre.

Nº 5. Hipocresía
Tenemos que asumirlo. Vivimos en un mundo automatizado y protocolizado en el que ser amable es pura pose. Cuando llamamos al servicio técnico porque el disco duro del ordenador se ha ido de copas con los amigotes, la voz al otro lado del teléfono nos da las buenas tardes pero se la suda si después de la llamada hemos pensado en meter la cabeza en el horno cerrando por dentro.

© humorenlared.com

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