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Los sistemas educativos de todo el mundo establecen que copiar en los exámenes es una práctica reprobable y que le hace un flaco favor al que copia. Nada más lejos de la verdad. Copiar agudiza el ingenio. Total, a menos que se invente la máquina del tiempo, no es muy útil saber en qué año le salió un uñero a Carlos V.
Nº 1. Rentabilidad
Copiar en los exámenes es una muestra de gestión del tiempo. Los conocimientos adquiridos durante el proceso de estudio se desvanecen una vez que se entrega el examen en cuestión. Por lo tanto, es mucho más rentable pasarse la tarde previa a la prueba rascándose la rabadilla o vegetando bajo un flexo antes que estudiar. Al día siguiente se copia y santas pascuas.
Nº 2. Aprendizaje
Durante las operaciones de copiado, bien de chuleta o bien reventándose los músculos oculares mirando de reojo el examen de la persona de al lado, se desarrollan capacidades mucho más útiles para la vida real. Por ejemplo, aprender a descifrar códices etruscos ocultos en cajas de cereales o poder leer las recetas del médico de cabecera. Porque algunos examinados empollones tienen una letra…
Nº 3. Desarrollo tecnológico
La elaboración de chuletas es todo un arte. Y, de hecho, es la base de tecnologías punteras en el espectro económico mundial. Si no hubiera existido una evolución en las técnicas de copiado, no se hubieran inventado los satélites espías, las cámaras de videovigilancia o los sensores de movimiento. La industria del espionaje militar no hubiera sido lo mismo sin los estudiantes que pasan de estudiar.
Nº 4. Optimización
Copiar es poner en práctica la capacidad innata del ser humano para aprovecharse del esfuerzo de los demás. No es nada de lo que avergonzarse. Desde Graham Bell hasta Ana Rosa Quintana, muchos grandes hombres y mujeres han sacado grandes beneficios del plagio. A muchos les han pillado, pero carta sobre la mesa, presa.
Nº 5. Jerarquización
Dicen que no sabe el que sabe, sino el que tiene el móvil del que sabe. Los cargos directivos tienen bajo su responsabilidad a personas especializadas en hacer las cosas (hasta donde llegue su límite máximo de incompetencia). Por eso no merece la pena esforzarse en estudiar Derecho Grecosomalí o Arquitectura de los Hidratos de Carbono. Lo importante es trepar, aprender a dar palmaditas en la espalda y decirle al profesor que no sabes qué hace ese tema de Física pegado con celo en el fondillo de tus calzoncillos.
© humorenlared.com |
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