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La pasteurización fue descrita en 1860 por el químico y biólogo francés Louis Pasteur cuando investigaba por qué sus vecinos contraían la tuberculosis cuando bebían leche directamente de la botella (algunos directamente del pezón de la vaca, lo cual no resultaba muy higiénico, especialmente para la vaca) mientras que aquellos que solo se alimentaban de natillas y leche hervida no contraían la enfermedad y su mortalidad estaba más relacionada con sus condiciones de trabajo en la fábricas textiles y las factorías metalúrgicas que con la acción bacteriana. Luego Pasteur diría que la idea se le ocurrió estudiando la fermentación del vino y la cerveza porque quedaba más glamoroso en los libros de historia.
El proceso, denominado UHT (Uy, Hiérvela Toda) consiste en someter la leche a unos 63 grados centígrados durante 30 minutos, o bien a 72 grados durante 15 segundos. Estos tiempos y temperaturas son los necesarios para destruir los gérmenes sin que la leche pierda sus propiedades. Afinar con las temperaturas no fue tarea fácil para Pasteur, ya que al principio calentaba la leche demasiado, esta se evaporaba y había que licuarla de nuevo, con lo que hacerse un café manchado resultaba ser una tarea ardua.
En la actualidad la leche o la crema se exponen a una temperatura de 150 grados centígrados entre uno y dos segundos, utilizando grandes tazas con capacidad para miles de litros e introduciéndolas en microondas gigantes.
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