diciembre 8, 2013

Butaca de Gallinero: Adaptación

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Me dirijo a los que cacarean en foros, tertulias, comidillas y conciliábulos, la consabida monserga de que los libros son siempre mejores que las películas y series que se basan en ellos. Que si John Nieve en los libros de Juego de Tronos se urga con un mondadientes que coge con la mano izquierda y en la serie lo hace con la derecha. O que si en el libro de La Historia Interminable, Michael Ende se curraba un trasfondo filosófico de simetrías y tocadas de narices a la imprenta a base de dobles tintas, mientras en la mutilada película solo sale un niño indio haciendo el ídem y poco más.

Bueno, pues ya está bien, que esto es muy cansino. Acordémonos también de Tiburón y de lo chorra que era el libro de Benchley. O de lo pasable que es la obra de Morrell en que se inspira Acorralado. Por no hablar de las inferiores novelas de El Tercer Hombre o 2001. Por eso me alegro de que hayan convertido en imagen proyectada (es un decir) El Juego de Ender. Porque el libro me parece una sobrevalorada bosta pinchada en un palo y la película solo la puede mejorar. Ya está. Ya lo he dicho. Ya puedo morir con la conciencia tranquila cuando los fans de Orson Scott Card me apaleen al cruzar una esquina. Pero, hasta que eso pase, qué bien voy a dormir por las noches.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

 

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