Tenía muchos temas y propósitos para este primer artículo de 2020. Lo cierto es que he olvidado todo y he decidido que no voy a hacer largas listas que terminan en la esquina del fracaso a finales de cada año. Siento que debería dejar de escribir o escribir cosas útiles como discursos políticos, análisis del nuevo gobierno, o sobre las ayudas que algunas comunidades están proporcionando a los jóvenes retornados que se fueron del país por la crisis económica y ahora regresan a casa de sus padres ocho años después y reciben una ayuda de unos 3.000 euros para que empiecen su nueva vida en la patria. En resumen, una palmadita en la espalda.

Hoy una amiga me contaba que tuvo que dejar su trabajo en Inglaterra porque su padre estaba enfermo y que ahora no sabía cómo empezar su vida. Así que ha comenzado a estudiar un máster, a vivir el día a día. Muchas personas que han trabajado fuera están volviendo a casa, al mismo punto en el que se fueron. Está claro que somos la generación que va a tragar más mierda y a trabajar más horas para no tener ni donde enterrarnos cuando seamos viejas si no nos matan antes los antidepresivos o el aire que vayamos a respirar en los próximos años. Pensar en el futuro me produce mucha ansiedad por eso creo que debería haber escrito sobre el satisfyer y otros métodos para poder evadirse de la que se nos viene encima.

Aurora Díaz Obregón © elkarma.eus