¿No le da el
presupuesto para renovar el
fondo de armario cada vez que llega el verano? ¿Necesita ordenar la cocina porque los
cajones debajo del fregadero rebosan de
pelusas y bolsas de plástico del Carrefour? ¿Desea canalizar esos
arrebatos de estilismo informal a los que tiene acostumbrados a amigos y familiares hacia fines más
dignos y útiles? Aquí está la solución que
sinergizará sus zozobras.
Los trapos de cocina reciclados, confeccionados a partir de estivales
camisas hawaianas, son el complemento perfecto que no puede faltar en ninguna cocina otoñal. Los restos de salitre, crema bronceadora,
aceite aftersun, arena de playa y fragmentos de paella recocida de chiringuito, dotan a este producto textil de una capacidad de
absorción sin precedentes en el mercado.
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