octubre 22, 2023

Devora y escupe: 2∞

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Quedan tres meses para que termine el año y, probablemente, unos pocos más para tener un gobierno. Lo bueno de esta pausa es que la gente se ha cansado de dar su opinión política mientras hacen cola en el supermercado. El cansancio se ha apoderado de sus lenguas. Mi abuela se ha olvidado de los políticos. Ahora está centrada en las novelas turcas (menos mal). Septiembre es ese mes que cubre los cuerpos de apatía extrema, nostalgia, último empujón, pedazos. Guardo la ropa de verano mientras pienso en que esta es la última columna que escribo con 29 años. Guardo la ropa, en general, porque esta es la séptima mudanza que hago en esta última década.

Tengo la certeza de que no será la última. Habitar un espacio. Un lugar que perdure en el tiempo. Hacer un nido: parece un capricho extraterrestre. Las nuevas generaciones se dividen en treintañeros que comparten piso, parejas que conviven a pesar de odiarse, herederos de propiedades, los no emancipados y los que ya van por su segunda hipoteca. No se habla de otra cosa. No puedo hablar de otra cosa que no sea esta o de cómo a partir de ahora todos los calvos me recuerdan a Rubiales. Bueno, voy a seguir haciendo maletas. O stickers de WhatsApp.

Aurora Díaz Obregón © elkarma.eus

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