julio 8, 2025

Gora Euskadi: Virgencita, virgencita

Nunca nos hemos cansado de destacar en esta sección con vocación de chaleco salvavidas en medio de las procelosas aguas del desasosiego el papel prospector del medio prensa. Los periódicos la emprenden a machetazos con las malas hierbas que ocultan el sendero de esta abrupta selva que es la rectitud moral y nos alertan contra atajos ocultos y falsas veredas que nos conducirían por las travesías del libertinaje. Una de esas sendas de virtud que nos señaliza la prensa es la benemérita resiliencia. En tiempos de tribulación, los medios, y especialmente los escritos, nos ofrecen consuelo y consejo para no cejar ni dejarse vencer por el derrotismo paralizante. Y qué mayor tribulación que la crisis de la vivienda. El lector, siempre justo y virtuoso, podría caer en la tentación de la rebeldía, la desazón y la crisis de fe ante los valores que forjan la sociedad en la que se desenvuelve. Mas ahí estará el grupo Vocento, entre otros, para prevenirnos y reconfortarnos. Para hacernos ver que, si bien la proverbial mierda tal vez nos llegue hasta la cintura, siempre hay margen para que nuestra situación empeore, por lo que debemos dar las gracias por nuestra suerte y dejar de soñar con quimeras. Como ejemplo, el reportaje a doble página, la 2 y la 3, de El Correo del domingo 1 de junio que encabeza el titular “La crisis de la vivienda dispara la ocupación de pabellones y el chabolismo en Bizkaia”.


Quien se acerque a las páginas del periódico con el corazón y la mente emponzoñados por la subida de los alquileres o el previsto incremento del 7,3% del precio de la vivienda puede hacer un ejercicio de relativización. En el texto se habla de sinhogarismo, miseria, delincuencia y sufrimiento. Un sopapo en la cepa de la oreja para despertar al lector de sus sueños autocompasivos en los que, tal vez, pudiera estar poniendo en entredicho la lógica del mercado o los parabienes de la gentrificación de los cascos urbanos. Pero por si ese mismo lector pudiera coquetear con la idea del subsidio, la ayuda institucional y otros vicios licenciosos del decadente estado del bienestar, El Correo le atiza, apenas ocho páginas después, con otro puñetazo de realidad. “El infierno de un bloque de pisos sociales de Olabeaga: «No podemos más»”. En la información se recoge la ordalía de los vecinos de un edificio de viviendas municipales que se les ha llenado de criminales, vagos, maleantes y otros especímenes de la peor calaña, guiados por los cantos de sirena del asistencialismo. La noticia corrige y aumenta la lección del texto pretérito y sirve de escarmiento para esos ciudadanos que no terminan de creerse que lo barato sale caro. Vocento nos pone los pies en el suelo, con cláusula o sin ella, para que abandonemos la utopía y nos conformemos con nuestra zona de confort, aunque sea poco confortable. Virgencita, virgencita, que me quede como estoy.

Héctor Sánchez © elkarma.eus

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