Cayo Julio César (Roma 100 a. C.- ibid. 44 a. C.) fue un militar, abogado, nepo baby, gourmet de ensaladas y concejal de festejos romano que puso de moda las fiestas toga en las que una cosa llevaba a la otra y al final el decano expulsaba a toda la fraternidad de la universidad por contratar los servicios sexuales de mandriles. Miembro de la gens Julia, una familia patricia de clase media, es formado por su tío Cayo Mario, aunque él siempre quiso más a su otro tío, Cayo Luigi. Un día de 81 a.C. jugando en el barrio con amigos unos sicarios del dictador interino Sila le meten en un lío y aprovecha para hacerse el Interraíl a Asia hasta que las cosas se calmen. Su tío y su tía no le acompañan porque aún no se ha inventado el turismo low cost y facturar a los esclavos domésticos no sale a cuenta.

La suerte está echada a perder

En 79 a.C. es capturado por piratas en el Egeo. En 78 a.C. regresa a Roma y ejerce como abogado. En 75 a.C., al regresar de un seminario de derecho concursal en Rodas, es capturado de nuevo por piratas, que empiezan a sospechar que César no ha venido aquí a cazar. Le dicen que no es por él, que es por ellos, y le pìden que se vaya. César, despechado, ordena crucificarles. Harto de la abogacía, se interesa por la política y en 68 a.C. acaba en la comisión de fiestas de Gades, en la Hispania Ulterior, donde introduce las vaquillas y las cuadrigas de choque. Tras un problema de lindes, hacia 58 a.C. se dirige a la Galia para interceder pacíficamente junto a 60.000 soldados romanos especializados en ingeniería agrónoma coercitiva. El miedo a la saturación convivencial si regresaba a casa con su esposa Calpurnia le lleva a realizar incursiones en Britania, pero no termina de asentarse porque el tiempo y la gastronomía son pésimos. En 52 a.C. logra la victoria en la Batalla de Alesia gracias a los consejos del asistente virtual de Amazon. En enero 49 a.C. desoye el consejo de unos socorristas y cruza el río Rubicón, lo que le provoca sabañones y congelación parcial del escroto. Para huir del mal ambiente que se vive en su comunidad de vecinos por culpa de las propuestas de derrama del administrador de fincas Pompeyo, en 48 a.C. se va de vacaciones a Egipto y tiene relaciones extramatrimoniales con una celebridad local en un chiringuito de Alejandría.

Fallece durante los idus de marzo cuando unos amigos senadores le organizan una fiesta de disfraces y él acude disfrazado de alfiletero.

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