Puños Fuera: Procesionaria
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| La noria del turbocapitalismo sigue girando obscena, pese a los avisos de derrumbe de su parque temático. En su siempre renovada oferta, compiten ahora carreras de patitos de goma o de footineros (caminantes que no hacen camino sino que completan recorridos), dotados ambos de su chip localizador, para un científico cómputo de posiciones. El fascismo postmoderno orea a sus masas en su movilización constante, sustituyendo el toque de corneta por un pegadizo jingle, pero siempre fundiendo distracción y adscripción en estricto estilo clásico.
Comparten sus rivales el gusto por la movilización, haciendo estos desfilar a su parroquia, mayormente en festivos alternos, con una letanía de sobrados motivos. Manifestantes con itinerarios pactados, parroquianos condenados a la fidelidad, arrastran sin convicción sus pies por la vía en un progresivo y clamoroso silencio. Si los primeros rebosan felicidad impostada, estos últimos pasean insatisfacción domesticada. Y así, exhibicionistas de su fracaso, derecha e izquierda se la menean (la masa) para marear la perdiz. Brillante y ausente, la protesta (salvaje, creativa y desafiante) aguarda su tiempo. |
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