enero 6, 2014

Península Histérica: Astérix y los Pictos

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La Constitución es sacrosanta y no se puede tocar (sólo en verano y a toque de arrebato para garantizar que la deuda se pagará por encima de las necesidades de los propios ciudadanos del país, si es necesario).
La Ley de Seguridad Ciudadana garantiza que sólo los millonarios puedan protestar, porque elevar el tono de voz se pagará con cientos de miles de euros de multa.
Tendrá que ser Argentina quien, intente, juzgar los crímenes cometidos durante la Guerra Civil por el bando nacional.
El muchacho bilbaíno que estaba en huelga de hambre en la Plaza de Sol abandona la protesta harto de que le ninguneen los medios y tristemente también quienes se encuentran en su misma situación.
Cuchillas como estoques tratan de impedir lo inevitable: que los pobres huyan de la miseria para tratar de recoger sus migajas.
En Ucrania masas descontentas protestan porque su gobierno se aleja de la bendita Europa para entregarse de lleno al abrazo del oso ruso.
Ha muerto Mandela.
Los bancos manipulaban el Euribor para mejorar sus ratios de beneficio.
La Radio Televisión Valenciana, primero la ocuparon ideológicamente. Después la hundieron económica y moralmente y ahora la cierran violentamente.
Se publica un nueva aventura de Astérix: Astérix y los Pictos. ¿Dónde podríamos encontrar hoy una aldea habitada por irreductibles que resistiera ahora y siempre al invasor capitalista y del pensamiento único? Existirá o habrá que inventarla.

Miguel Fernández © humorenlared.com

 

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