julio 11, 2015

Butaca de Gallinero: Pobre Connery

columna_raguirre_cabecera_gr
El otro día me encontraba leyendo un artículo sobre actores famosos de Hollywood que habían dejado de hacer películas cuando me di cuenta de que no los había echado de menos. No había echado en falta ni a Joe Pesci, ni a Richard Dreyfuss, ni a Gene Hackman. No porque no fuesen buenos actores. Pero sus últimos films (algunos agentes tienen menos olfato para proponer papeles que Lord Voldemort después de una rinoplastia) habían alcanzado tal cota de degradación que se habían llevado por el sumidoro trayectorias casi impecables.
Pero hubo un caso que me dolió especialmente. El de Sean Connery. Toda una vida dedicada al negocio. James Bond. Hitchcock. El hombre que pudo reinar. Atmósfera Cero. Los Intocables. Indiana Jones y su castrador padre. Todo eso cambió cuando el escocés rechazó el papel de Gandalf porque no le veía futuro a una película infantil sobre enanos y elfos de mierda. Cuando le ofrecieron protagonizar La liga de los hombres extraordinarios pensó que no se la iban a jugar dos veces y aceptó. Esa película hace que el vídeo del alcalde de Oyón parezca El séptimo sello en comparación. Doce años después, Connery no ha vuelto a aparecer en una película. Las malas lenguas dicen que está senil. Lo que estará, probablemente, es cagándose en las muelas de Tolkien. Su negativa le costó 450 millones de dólares. Que para tapar algunos agujeros ya da.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

 

Pincha aquí para ir a otras columnas de Roberto Aguirre

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados