mayo 5, 2010

Grandes Mentiras: 03 – La primavera la sangre altera

La afirmación “La primavera la sangre altera” no es del todo falsa. Sin embargo, los motivos para esta centrifugación hemoglobínica son diferentes de los que nos hacen creer. Eso de que en primavera estamos más cachondos que la mona chita viendo Gorilas en la niebla es falso. Esta época, más que alterarnos la sangre nos revuelve el estómago.

Nº 1. Lujuria
La Semana Santa abre la estación. Las procesiones de guardias imperiales con capirotes, báculos y pósters 3D de cristos ensangrentados están muy lejos de generar fluctuaciones en la libido del personal. Si al menos los nazarenos llevaran túnicas de vinilo negro y ligueros de cuero, otro gallo cantaría. Además, sin luces rojas y la banda sonora de Bilitis de fondo, no es lo mismo. (Más…)

abril 2, 2010

Grandes Mentiras: 02 – Ver museos es bueno

La intelectualidad y las élites culturales, que se alimentan de subvenciones y batidos de mandarina, nos alientan a abandonar los chiringuitos de playa y las piscinas públicas para acudir en tropel a los museos. Dicen que nos enriquecen culturalmente (económicamente desde luego que no, porque la mayoría cobra entrada). Otra falacia a desmontar.

Nº 1. Hipocresía
Visitar museos es un gesto hipócrita, porque es lo primero que hace todo el mundo cuando viaja fuera de su ciudad y aunque nunca ha pisado los que tiene en casa: el museo de desnudos pornográficos de Velázquez de al lado del portal acumula telarañas, pero nosotros perdemos el culo por ir a la Casa del Mosto Picado en Ámsterdam. (Más…)

marzo 2, 2010

Grandes Mentiras: 01 – No hay que ser pesimistas

Nos hacen creer que ser pesimista es negativo. Que sólo debemos afrontar el día a día con optimismo, grapándonos una sonrisa y caminando por la calle dando saltos como Gene Kelly en El Imperio Contraataca. Estas aseveraciones hunden aún más al pesimista tipo, que vive muy a gusto en su miseria y bastante tiene con lo que tiene.

Nº 1. Rechazo social
Los optimistas no le gustan a nadie y nunca se integran bien en la sociedad. Despiertan envidias entre parientes, amigos, vecinos y compañeros de celda acolchada. El pesimista, sin embargo, no genera odios. Es visto como un ser entrañable e inofensivo, aunque nunca le llevaríamos a una orgía de osos panda en celo porque los deprimiría hablando sobre la caída del bambú en bolsa. (Más…)
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