La persona que se autoinflige aislamiento es asocial, por lo que, como la propia palabra indica, elige huir de la sociedad. No comparte las normas convencionales de la sociabilidad y el gregarismo, y no desea relacionarse con otros individuos. “Puede hacerlo por ser compulsivamente tímido”, comenta el psiquiatra forense Nicolás Diezmenoscuarto, “o, como diría Aristóteles, por tratarse de un ser superior a la especie humana. Este último caso suele ser estadísticamente poco común de todas formas”.
El sujeto asocial no comparte tiempo ni espacio con los demás, ni comparte los códigos de conducta habituales. Se aísla deliberadamente y sólo en contadas ocasiones entabla relación con los demás. Lo habitual es que sólo haya visto a sus vecinos a través de la mira telescópica de su carabina comprada en el mercado negro. (Más…) |