abril 20, 2020

El Final Perdido: Casablanca

El guión de Casablanca, hecho a salto de mata por los gemelos Epstein, Howard Koch y un equipo de bonobos alcohólicos subcontratados por Warner, sufrió más cambios que la estructura ósea de Cher con un torno de fresador. Su final sí que iba a ser épico.

A falta de pocos días para que terminase el rodaje, Michael Curtiz, su director, solicitó a los guionistas un desenlace para el film.
Julius y Philip Epstein, que hasta entonces creían que de eso se encargarían los bonobos, sacaron a Koch de la pulpería soriana en la que solía desayunar a las tres de la tarde. Comenzaron a pergeñar un final impactante. (Más…)

abril 13, 2020

El Final Perdido: Lo que el viento se llevó

La película Lo que el viento se llevó, que se estrenó con un metraje final de 238 minutos, iba a ser más larga. El guionista Sidney Howard, al que no le gustaba nada cómo terminaba la novela, alargó el final. Tras la muerte de Melanie, Rhett Butler y Scarlett O’Hara mantenían una tensa conversación. La muchacha le confesaba al de las orejas que le molaba mucho y que lo de casarse por interés y arruinar la vida de todo el que se le acercaba iba con su carácter pero que intentaría cambiar con un libro de autoayuda. A lo que Butler respondía “Francamente, querida, estás echando un culo que no vas a caber por la puerta del granero”.
La pareja echa pelillos a la mar, se ventila tres botellas de bourbon a medias y unos cigarros de liar con unas hierbas traídas de estraperlo de Tijuana mientras se parte de risa y comenta lo cabrones que han sido todos estos años. Tras la reconciliación, Scarlett dice que la promesa que le ha hecho a Melanie en el lecho de muerte de que cuidaría de Ashley la va a cumplir su abuela la de Alabama. Cierran por liquidación los aserraderos de su propiedad y convencen a Ashley de que se presente a unas oposiciones para guardabosques en el desierto de Mojave. (Más…)

abril 7, 2020

El Final Perdido: Marcelino pan y vino

Cuando el director austro-húngaro Ladislao Vajda se encuentra escribiendo el guión de su película Marcelino Pan y Vino, a partir de la novela de José María Sánchez Silva, cae en la cuenta de que la historia era muy poco comercial. El cine religioso hace furor en la España de los años 50, pero la competencia es feroz. Por eso decide darle un giro al argumento original, dejar aflorar su libertad creativa e introducir elementos de cosecha propia. Para empezar, el bebé Marcelino sería entregado en adopción a los monjes franciscanos del film por un siniestro personaje, ataviado con una túnica negra, un crucifijo invertido y una estrella de cinco puntas tatuada en la nalga izquierda.
(Más…)
« Página anterior