Un karateka intenta romper el record de romper cocos de una leche bien dada con el canto de la mano. Pero casi le hubiera ido mejor si se hubiera dedicado a partir los cocos a base de insultos. Más efectivo.

El Tribunal de La Haya debería tipificar este tipo de actuaciones como crímenes contra la Humanidad. Aunque el chaval se merece un indulto solo por haberle hecho poner esa cara a David Hasselhoff.

Un cantante se cae en medio de una actuación en TV y el resto del grupo sigue tocando como si nada. Cosas del directo. Pero no sería tan “directo” cuando la voz ni se interrumpe tras la monumental galleta.