Si alguien pensaba que el hardcore de los 80 había desaparecido de la faz de la Tierra es que aún no ha oído a Enkore. Lo que es difícil, porque desde su formación allá por 2009, no han dejado de tocar en todo Euskal Herria ni han dejado de acumular premios. La banda, bilbaína de pro, no pertenece a la escena californiana precisamente, pero recupera sus ritmos y sus melodías, convenientemente adaptadas al contexto actual. Su último trabajo, E, pretende ser más accesible a un público más amplio, sin hacer concesiones. Guitarras potentes, energía en sus canciones de la que hace que los pies se despeguen del suelo durante los conciertos y letras cañeras. ¿Quién necesita más?

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Arianna Puello, dominicana de nacimiento, gerundense de adopción, migrante por necesidad y vagabunda del mundo por vocación, es uno de los principales exponentes del hip hop en castellano desde que iniciara su carrera hace 20 años. Pasa el tiempo y los estilos se pulen. Pero el mundo sigue siendo el mismo saco de injusticias, goces y zozobras que siempre ha sido. Y eso no ha dejado nunca indiferente ni a la vieja Ari y a la más madura Arianna. La inspiración mejicana, gestada en Puerto Escondido, nos trae Despierta, 16 cortes, directos, a la yugular. Denuncias comprimidas en bits crudos con bases que coquetean con el hardcore. Esenciales.

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Hijo de una batería de jazz (de la mujer que toca la batería, se entiende, no del instrumento musical; eso sería sórdido hasta para David Cronenberg), Tom Jenkinson, alias Squarepusher es el sumo sacerdote del drum’n’bass y del techno vibrante. Sobre su mesa de mezclas sacrifica víctimas propiciatorias a mayor gloria del gran dios del acid-house, convirtiendo cándidas melodías en poderosos golpes de breakbeat. Sus sonidos sincopados y melodías rotas y retorcidas son marca de la casa, si bien se ha moderado (apenas una miaja) en su último trabajo, evolución lógica del disco anterior. Que ese bajo no pase hambre.

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