Desde tiempos inmemoriales, el ser humano se las ha ingeniado para perfeccionar el sistema de escritura. Si bien las tablillas cuneiformes parecía que habían llegado para quedarse, como el láser disc, la aparición de nuevos soportes propiciaron la aparición de la pluma y la tinta. Sin embargo, pronto se evidenció la necesidad de crear un utensilio de escritura no permanente, pensando especialmente en poder borrar la firma y las cláusulas comprometedoras de contratos vinculantes.
Así, la aparición de una gigantesca mina de grafito en Inglaterra en 1665 aceleró la aparición del lápiz, que lo mismo servía para escribir las listas de precios en el mercado del barrio sin necesidad de hacer borrones que para sacarle un ojo a algún salteador de caminos si el lápiz estaba convenientemente afilado.
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Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, la claustrofobia está considerada como una fobia específica dentro de los trastornos de ansiedad que se concreta en el pánico incontrolable a los espacios cerrados o los minipisos de idealista.com que se ha agravado durante los confinamientos. “Es un trastorno que afecta a entre un 3 y un 6% de la población mundial, y supone un deterioro considerable de la calidad de vida de estas personas”, apunta Raúl Timatum, jefe de psiquiatría del Hospital de Nuestra Señora del Perpetuo Delirio Paranoide. “No pueden someterse a un TAC, tienen que ir por las escaleras en vez de coger el ascensor y ni siquiera pueden salir a la calle si su pueblo está en fiestas, debido a la aglomeración de gente que tose. (Más…)
