abril 21, 2020

Psico: Síndrome de Munnchausen

En ocasiones, el instinto de protección del individuo se ve alterado y este, en vez de considerarlo un impulso natural individual prefiere delegarlo en los demás. Es decir, que harto de pasarse toda la vida teniendo cuidado de no ducharse con la tostadora encendida dentro de la bañera, de no cruzar en rojo el semáforo cuando se aproxima un trolebús a toda velocidad o de no insultar a alguien que te saca una cabeza a fin de que la metáfora no se convierta en la cruda realidad, ese sujeto prefiere que sean los otros quienes les cuiden.
Este trastorno psicológico obliga a la persona a fingir enfermedades para pasarse la vida tumbado en una cama de hospital, comiendo de gorra y disponiendo de enfermera de guardia las 24 horas que le cambie el orinal.En los Estados Unidos, donde hasta ahora no ha existido una Seguridad Social a la europea, los gerentes de los centros de salud no se han preocupado demasiado de paliar este desarreglo mental, aduciendo que la pela es la pela. Las compañías de seguros, en cambio, sí han impulsado la persecución de una cura. (Más…)

abril 20, 2020

El Final Perdido: Casablanca

El guión de Casablanca, hecho a salto de mata por los gemelos Epstein, Howard Koch y un equipo de bonobos alcohólicos subcontratados por Warner, sufrió más cambios que la estructura ósea de Cher con un torno de fresador. Su final sí que iba a ser épico.

A falta de pocos días para que terminase el rodaje, Michael Curtiz, su director, solicitó a los guionistas un desenlace para el film.
Julius y Philip Epstein, que hasta entonces creían que de eso se encargarían los bonobos, sacaron a Koch de la pulpería soriana en la que solía desayunar a las tres de la tarde. Comenzaron a pergeñar un final impactante. (Más…)

abril 19, 2020

Estar Sistem: Álvaro Vitali

Álvaro Vitali comienza muy pronto a interesarse por las Bellas Artes. Con ocho años acude al Vaticano con un spray, una escalera y cuarenta bricks de vino quianti peleón, y pinta bigote a todas las figuras de la Capilla Sixtina. Sus innatas cualidades interpretativas y una cara de idiota que ya apuntaba maneras a tan tierna edad, le ayudan a que la policía militar de la Santa Sede no lo lapide. Todo queda en una sanción administrativa saldada con cuarenta latigazos en la plaza de San Marcos y una estancia de un mes dentro de un compresor industrial (lo que le marca para siempre). Decidido a seguir la carrera de actor, comienza su carrera de la mano de Fellini. Primero como extra de luces en sus producciones pornográficas clandestinas de finales de los sesenta y más adelante como mamporrero ejecutivo en films como Roma, Amarcord o Las Aventuras de Enrique y Ana: la Precuela. (Más…)
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