Puños fuera: Malestar
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Las calles han bullido de pensionistas y mujeres airadas. Movilizaciones abrumadoras, batiendo previsiones y desbordando convocantes. Un 8 de marzo remozado por la invocada llamada internacional, triunfo de su órdago que apostó al alza con la huelga total. Riadas de chicas hartas del buen rollito de la sensibilización pro-feminista desde las instituciones y de su inoperancia, resumidas en la pervivencia de la cotidiana opresión y de la renovada prepotencia. “Estamos hasta el culo, de tanto machirulo”: insolencia e irreverencia vibrando el asfalto, también contra la corrección y la colaboración política. |