Por si las series de televisión, las películas, los mockumentales, e incluso otros comics, no lo hubieran dejado claro, los vampiros y los zombies existen. No son una creación de la imaginación humana, sino una amenaza objetiva. La posibilidad de que un miembro de cualquiera de los dos colectivos nos asalte (bien por hambre, por sed, o por tocar las narices) a la salida del supermercado es un peligro real, algo que debemos temer. La proliferación de los chupasangres y de los devoradores de cerebros es consecuencia de virus y plagas varias, por lo que la creación de la AFVZ, la Agencia Federal de Vampiros y Zombies, se hacía más que necesaria. Dinero público bien gastado. De hecho, parecía que el empeño de la Agencia por limpiar de engendros el planeta había llegado a buen puerto hacia finales del siglo XX. Pero estaban equivocados. (Más…)

La realidad no es para mí. Ese es el pensamiento que comparten los protagonistas de las historias de Optic Nerve, la serie de culto de Tomine. Un escritor de éxito relativo experimenta un bloqueo creativo; una teleoperadora que se ha quedado en paro se dedica a hacer llamadas telefónicas de dudoso gusto para descargar tensiones; un loser pierde la razón y la compostura por una rubia que se lo monta con su vecino… Los personajes desfilan con sus traumas y miserias, ahora recopiladas en un impagable volumen en tapa dura. Para consolarse pensando que algunas están peor…

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