El invento de la grapadora es viejo como el mundo y su mecanismo no ha variado gran cosa a lo largo de la Historia, más allá de los materiales utilizados y del tamaño del artefacto. En la actualidad, el funcionamiento sigue siendo muy sencillo. Las grapas (actualmente fabricadas de metal, pero construidas con colmillos de babuino en la prehistoria y espinas de rodaballo durante la Edad Media) se colocan en un depósito creado a tal efecto. Cuando el cuerpo percutor es empujado con un golpe seco, se activa el protocolo de actuación de una serie de agentes entrenados (cochinillas, hormigas tigre, liendres de mosca común en la época en la que no estaba penalizada la explotación infantil…). (Más…)