Que a Mar Orfila le viene de familia el gusto por la farándula no es ningún secreto. Crecer en el Barrio Gótico de Barcelona también puede ser considerado un agravante a la hora de que el sujeto presente cierta predisposición a la modernez a lo largo de su carrera. Pero todo eso no es necesariamente malo. Y en el caso de Mürfila resulta refrescante. Se le perdonan esos resabios ochentenos de leoparda del hard rock precisamente cuando ella reivindica la escena más tecno de sus añorados 90. Este es el quinto disco de la otrora protagonista de la serie I Love Ü. De cuidadísima producción y guitarreo hipnótico, ella dice que es su proyecto más personal y un fin de ciclo creativo. Como decía Sarah Connor, el futuro desconocido rueda hacia nosotros.

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E.K.: Si tu primer disco fue una manera de diferenciarte de lo que hacías con Elbicho, un proyecto más personal, ¿cómo llevas haber lanzado un tercer disco en solitario? ¿Has llegado estilísticamente a donde querías o te gusta reinventarte?
M.C.: No, no he llegado a ningún sitio porque no voy a ninguna parte, sigo caminando y mirando a todas partes.
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