Corren tiempos convulsos en la Inglaterra de Enrique VIII. Los Tudor se las prometían muy felices luego de patentar las pilas alcalinas, pero la caída en picado de las compras de coches teledirigidos ha provocado pérdidas. Para terminar de fastidiarlo todo, España y Francia no hacen más que conspirar. Ana Bolena, la flamante reina consorte, que ha perdido la cabeza por su rey (o está a punto de hacerlo), cuenta cómo está el panorama acompañada de Julia Cornwallis, la pastelera real. Entre profiteroles de chocolate y palmeras de coco ven pasar la vida.

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