Clásico ejemplo de banda garajera que triunfa más allá de nuestras fronteras mientras que su acogida en latitudes más próximas es tirando a tibia. Ese rock sesentero, que bebe de muchas fuentes, de décadas lejanas y más cercanas, suena a cosa oída, pero no está exento de sus joyas eclécticas, como la mezcla de inglés y castellano de No me gustas, te quiero muchas más apañada y menos anticlimática que aquel No me molestes mosquito de The Doors. Un gusto para los oídos de los sommeliers del vintage a los que les gustan letras clásicas sobre desfasar, irse de fiesta y despertarse de resaca a la mañana siguiente.

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Carla Moreno y Alba Rihe son unas genias. Su electro-disgusting puede gustar más o menos, puede parecernos el colmo de la originalidad u otra vuelta de tuerca más al electroclash gamberro de toda la vida. Pero las de Barcelona lo han conseguido. Han logrado no dejar indiferente a nadie. Durante meses habían ido sonando sus temas hasta acabar amalgamándose en este Oferta. Letras vitriólicas destiladas en 14 canciones, electrónica machacona, caña a diestro y siniestro, crítica social (no muy) escondida bajo una capa de frivolidad moderna. Un cruce imposible entre Putilatex y las Baccara. Imprescindible.

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A la tamil londinense le gusta montarla parda. Tras las polémicas con el Paris St Germain o el incidente del festival Afropunk, que llevo a la cantante a pensar que la CIA quería quitarla de en medio, Maya Arulpragasam lanza nuevo álbum. La reina del eclecticismo, que lo mismo une hip hop, con pop, con los samplers más extravagantes y anti intuitivos que se pueda imaginar, y acierta, ha intentado aunar esta vez su lado más luminoso con una inevitable carga social que se va desparramando por sus letras con tino dudoso. A pesar de la participación de gigantes de la producción como Skrillex, Blaqstarr o, su expareja, Diplo, el resultado final es irregular. Una colección de hallazgos aislados que desmerece la redondez de trabajos anteriores.

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