Este corto de animación de 1933 lo tiene todo. No solo es el debut cinematográfico de Popeye, que hasta entonces solo era conocido como protagonista de la tira cómica que aparecía en los periódicos, sino que se hace acompañar de Betty Boop. Por si el cross-over no fuera lo suficientemente bizarro, la pieza ha sido censurada en numerosas ocasiones por mostrar estereotipos racistas, nudismo y crueldad animal (cuando se da de fumar a un perro). No está mal para unos dibujos animados infantiles.

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Bob Dylan, Tom Waits y Popeye se enzarzan en una discusión dialéctica sobre los criterios aplicados a la selección del repertorio musical de una artista reconocido. Un debate cargado de lirismo exacerbado.

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