Cómo se hace: ¿Cómo se fabrican las pilas?
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La pila eléctrica, también conocida como celda galvánica debido a que Volta, antes de dedicarse a experimentar con electrolitos y trozos de carbón se dedicó a investigar los efectos de la galbana entre la población reclusa, permitió desde principios del siglo XIX que los mandos a distancia tuvieran sentido. El mecanismo de la pila voltaica es muy sencillo. Dos electrodos, uno positivo (ánodo u optimista) y otro negativo (cátodo o apocalíptico) se sumergen en una solución conductora de la electricidad (electrolito), que puede ser agua, salmuera o escabeche caducado. Como el electrolito es conductor de iones (carné D1) a pesar de que le gusta un poco soplar, cuando los electrodos reaccionan con el electrolito, que es muy sensible y se le provoca enseguida con solo mentar a su madre, en el ánodo se producen electrones (oxidación, como en el zumo de naranja o en los tornillos de tu tabla de abdominales) y en el cátodo defecto de electrones (reducción, como los salarios, posteriormente al proceso de congelación y previamente al proceso de volatilización). No hay ninguna necesidad de saber cómo se fabrican las pilas porque valen cuatro duros en cualquier establecimiento regentado por vecinos del pueblo de Zhejiang, y sale mucho más a cuenta comprarlas, aunque se sulfaten con la mirada, que ponerse a clavar trozos de grafito y cobre unidos, por cables, en un par de desdichados limones. Como curiosidad, conviene destacar que gracias al esfuerzo de los científicos se ha logrado pasar de contaminar 3.000 litros de agua con una pila seca de de zinc-carbono vulgar a poder emponzoñar 175.000 con una modesta pila alcalina de manganeso, lo que significa una notable ganancia en eficiencia. |
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El papel de aluminio ha sido uno de los grandes hallazgos de la humanidad. Antes de que el físico danés Hans Christian Ørsted aislase el aluminio en 1825, los bocadillos de la merienda eran envueltos en hojas de parra o resmas de papiro, ya que los periódicos eran un producto de lujo al alcance de muy pocos. Como esos mismos materiales eran también utilizados a modo de paños higiénicos en las letrinas domésticas, las condiciones de salubridad dejaban mucho que desear y los recreos eran toda una fiesta para el bacilo coli.

