Algunas mentes preclaras, léase con ironía, dicen que la heroína estimula el talento. Ponen como ejemplo a John Coltrane. Quizá deberían fijarse más en Matt Healy, que tras su retorno de la clínica de rehabilitación nos trae (él y su banda, claro) otro de esos discos que el colectivo millennial recordará con nostalgia cuando peinen canas y la artritis haga estragos. Carta de amor y odio a Internet, entre otras cosas, con la colaboración especial de Siri.

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Un disco con semejante título que comienza con un homenaje a David Duchovny se merece toda la atención del melómano bienintencionado, freaky o no tanto. La artista de Úbeda no se va por los cerros homónimos y se mantiene fiel al estilo de trabajos anteriores como Santa, sustituyendo la imaginería religiosa por guiños a la ufología. La evolución lógica. Con presencia de Santi Balmes y (espiritualmente) de Miguel Maga Rivera.

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El nombre del grupo formado por Julien Baker, Phoebe Bridgers y Lucy Dacus es una carga de profundidad contra etiquetas como la de “música indie hecha por mujeres que tocan la guitarra”. En este EP, compuesto por 6 temas, unos más oscuros que otros, las tres intérpretes no se superponen ni se anulan, cosa que tiene mérito en un proyecto de esas características. Sonidos relajados para letras incómodas. No puede fallar.

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