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Ante la masiva ola de tropezones (como los llamó un prelado con unos huevazos como cebollas) cometidos por curas, es decir, delitos de pederastia, la Iglesia se ha visto obligada a desechar algunas oraciones, versículos evangélicos y fórmulas sacramentales. Sobre su desfachatez y vergonzosa actitud respecto a los “tropezones” parece que no ven la necesidad de cambiar nada; si acaso, a peor.
Fuera por ejemplo la cursilería aquella de “Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan”, que lo del sexo de los ángeles nunca ha estado claro y los querubines parecen niños.
Derogada también “Con Dios me acuesto, con Dios me levanto, con la Virgen María y el Espíritu Santo.” Orgía variada con zoofilia incluida. Extirpadas del evangelio de Marcos las palabras atribuidas a Jesucristo “Dejad que los niños se acerquen a mí.” Que no está el horno para muchas más hostias.
Y eso sí, por honradez práctica, van a cambiar la fórmula habitual de la absolución al confesante, tras imponerle la penitencia (¡hala!, ya estás limpio; a pecar de nuevo), de “Ego te absolvo”, por la más ajustada a la realidad oral de “Ego te absorbo.” Podéis ir en paz.
Juan Bas © humorenlared.com |
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