junio 28, 2010

Con Dios, señor párroco

Bilbao. Casco Viejo. Intento salir del metro. Mierda, he perdido el billete. Saco seis papeles del bolsillo, el pañuelo, los kleenex, un chicle mascado, otro sin mascar. Disculpen, empiezo por el principio. Domingo, 6 de junio de 2010: 11:35 a.m. Inmediaciones de la catedral de Santiago. Aseado y limpio. Melena al viento, chaqueta azul, camisa de cuadros, vaqueros algo desgastados, zapatos de marca desconocida. Pintxo, pintxo. Allí estaba yo. Ofrenda floral al canto. Día del Corpus. Un gran día. Como otro cualquiera. Reparto la separata de EL CORREO. La que iba en EL KARMA nº 125. Sí, el de hostias como panes. En las inmediaciones del pórtico la celulosa sale a buen ritmo. La gente se la lleva al templo.

Pasados quince minutos se me aparece un individuo totalmente vestido de negro y con un alzacuello blanco. Me dice que me largue de allí. Tiene una cara idéntica a la mía. Muy mala. Según él, los pivotes separan lo que es de Dios de lo que es del César. Perdón, del Ayuntamiento.
Le pregunto si me asegura que es así, si cree que lo podría verificar la policía municipal. Como ve que no doy abasto repartiendo separatas, toma la iniciativa y, ni corto ni perezoso, saca su Blackberry y efectúa una llamada.

Yo sigo a lo mío. Las campanas de la catedral retumban en mi cabeza. Aparece la patrulla. Me piden que me identifique. Esto me suena de algo. La historia me repite. Les digo que me identifico si me indican sus números de placa. Acceden. Yo les paso mi DNI. En la foto no gano mucho. En fin. Buenos días agentes. Con Dios, señor párroco. Amén.

Bosco San Martín Soga © humorenlared.com

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