Protocolos (para una vida útil): Montar un barbacoa casera
A. Es imprescindible que dispongamos de combustible abundante. El carbón vegetal tarda un montón en arder. La gasolina es mucho mejor, pero las chuletas de cerdo acaban cogiendo sabor. Se recomienda agenciarse un reactor nuclear portátil. En las trastiendas de algunos comercios de alfombras iraníes los tienen a buen precio. |
B. Antes de proceder a asar el material es conveniente repasar el género disponible. Si la carne es muy buena vamos a gastarnos una pasta en alimentar a la parroquia de gorra. El género debe estar algo pasado y a poder ser de oferta. Marcamos con un rotulador una equis las piezas buenas y esas nos las quedamos. |
C. El orden en el que se asan los alimentos durante la fiesta es básico. Los botes de fabada primero, para ir abriendo boca. Después los paquetes de patatas fritas, los ganchitos, las almendras garrapiñadas y la ensaladilla rusa. El flan es opcional ya que mucha gente prefiere echarle la salsa de ostras aparte. Eso, al gusto.
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D. Es un error permitir que los invitados se sirvan ellos solos. Eso les permite coger las mejores piezas y arriesgarse a que manipulen los controles del reactor nuclear. Es mejor ponerles en fila india e irles sirviendo con frugalidad. Si se dispone de trajes a rayas en plan fiesta temática, mejor que mejor. Las alambradas son opcionales. |
E. Si a pesar de nuestros esfuerzos por racionar la comida los invitados se ponen finos y duermen la siesta, no pasa nada. Podemos proceder a desvalijarles y luego echar la culpa a esa persona que ha venido y que no conoce nadie. Si se diera algún infarto no hay que preocuparse. Una fosa más en el jardín no se va a notar.
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Idoia Arrieta © humorenlared.com
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