a.- Gracias Dios mío por permitirme vivir un día más y poder contemplar tu grandiosa obra.

b.- Tengo que dejar los barbitúricos.

c.- Mierda, fallé. Me he vuelto a quedar corto con los barbitúricos.

a.- Pasear por el campo, ver volar a las mariposas, sortear las minas antipersona con alegres y retozones brincos…

b.- Seguir mandando currículums y solicitudes de empleo.

c.- Me gusta consultar catálogos de funerarias. Me relaja.

a.- Trato de pensar en todas las cosas buenas que me pierdo por estar tan triste, abro la ventana, cierro el libro sobre asesinos en serie y respiro hondo.

b.- Pienso en todos los que están peor que yo para intentar reírme un poco. Pero no ayuda.

c.- ¿Sólo un poco baja? Nunca suelo estar tan animado.

a.- Por supuesto. Carpe Diem. Para qué perder el tiempo preocupándose o haciendo la Declaración de la Renta.

b.- De hecho sí. Trabajo limpiando fachadas y mi jefe no cree en los arneses de seguridad. Por eso mando los curriculums.

c.- Trato de ser realista y no hacerme tantas ilusiones.

a.- Siempre. Absolutamente. La vida es lo más importante de la vida. La propia, claro, a los demás que les den.

b.- Vitalista, Kutxista, Bebekista, Caixista… ¡Qué más da, si no tengo un clavel!

c.- A veces, pero eso se arregla con un buen salto desde la azotea.

MAYORIA DE A
Tu vitalismo es preocupante. E inquietante. Borra esa estúpida sonrisa de tu cara y deja de dar los buenos días a los geranios. Das miedo.
MAYORIA DE B
Eres muy consciente de que la vida apesta. Al menos no odias la vida. Sólo tu vida. Y eso se soluciona con un gordo de la lotería. Sigue soñando.
MAYORIA DE C
Te esfuerzas tanto intentando quitarte de en medio que has encontrado un sentido a tu vida. Matarte. Todos no tienen un objetivo “vital” tan claro como tú.