septiembre 23, 2010

Gora Euskadi: La mierda y la alfombra

Página impar. A cuatro columnas. Deia se hace eco de la imputación de ocho periodistas por revelar datos sobre el Caso Miñano protegidos por el secreto de sumario. Con el cuidado que habían tenido en el diario para tratar los casos de corrupción de altos cargos del PNV en Araba con delicadeza, de puntillas, sin hacer mucho ruido. Como el adolescente borracho que intenta llegar de madrugada al váter de la casa paterna con la esperanza de que no le oigan y luego se come la mesa camilla del pasillo. La desfachatez de los periodistas de la competencia no podía quedar minimizada.
“Se está utilizando el caso de forma política”, recoge Deia de boca de Iñaki Gerenabarrena, presidente del Araba Buru Batzar. Qué falta de delicadeza la de esos ocho tipos, deben pensar en el periódico, a ocho meses de las elecciones municipales y con la sede nueva en Gasteiz, donde recibir los resultados, sin inaugurar.
No ha sido una buena época para el partido jeltzale. Los casos De Miguel y Tellería se suman a la trama Miñano, por si los casos Zubiaurre y Margüello no habían escocido suficiente. Cuatro altos cargos públicos e internos del Partido Nacionalista Vasco detenidos. 14 personas, incluidos altos cargos de legislaturas anteriores del Gobierno Vasco, sospechosas de cohecho, blanqueo de capitales, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, prevaricación, falsedad documental, alteración de precios en concursos y subastas públicos, revelación de secretos y espionaje. Alfredo De Miguel, Aitor Tellería, Koldo Otxandiano, Alfonso Arriola, Gurutz Larrañaga o Xabier Sánchez Robles querían sacarse un sobresueldo a la paga de funcionario y se lo han llevado crudo. Presuntamente, puntualizan los medios afines. “Presunto” suena parecido a “prosciutto”, una especie de chorizo italiano. Y los carnets del partido sin devolver. Pasando de Urkullu.
Los medios de comunicación, a través de sus perrodistas, no escatiman en tinta y celulosa a la hora de airear las hazañas de los círculos de poder ajenos, al mismo tiempo que minimizan, relativizan y matizan los de la propia parroquia. ¿No estaba el periodismo para denunciar la corrupción? Porque la corrupción es corrupción siempre. La mierda acumulada sigue siendo mierda, independientemente de quien sea el propietario de la alfombra que la cubre. Y si no se airea acabará apestando toda la casa. O sea, este país que tanto dicen amar unos y otros.

Héctor Sánchez © humorenlared.com

Pincha aquí para ir a otras columnas de Héctor Sánchez

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados