El Final Perdido: Marcelino pan y vino
![]() |
|
![]() El resto de la trama transcurriría de forma similar al libro original hasta llegar a la escena en que Marcelino sube al desván para encontrar la talla del Cristo crucificado. Marcelino no le presta demasiada atención, pero sí se fija en una estatua del demonio asirio Pazuzu, llevada al monasterio por unos misioneros destinados en Medio Oriente. Ante la sorpresa del niño huérfano, la estatua toma vida y, fumándose un cigarro de liar, le dice a Marcelino que tiene cara de aparvado. A partir de ese momento el muchacho comienza a desarrollar comportamientos extraños, como girar la cabeza 360 grados, caminar por el techo y gastarse el dinero del cepillo en tragaperras. Finalmente el púber acabaría muriendo atravesado por una daga sagrada en poder de un joven Antonio Ferrandis. A pesar de los esfuerzos de Vajda, ni Sánchez Silva ni la productora terminan viendo lo del cepillo y las tragaperras, por lo que el giro satanista del film acaba cayendo en el olvido. Aitor Batuecas © humorenlared.com |
¿Te has quedado con las ganas? Tienes más de 3.000 puntos de distribución de EL KARMA
Y si quieres la revista en tu casa todos los meses suscríbete