octubre 19, 2010

Flims: El Gran Vázquez

Así como Christopher Nolan ha sido el responsable de llevar a Batman a la edad adulta, cinematográficamente hablando, a Oscar Aibar le ha correspondido la sacrosanta tarea de llevar a los altares del celuloide el evangelio de San Manuel Vázquez (1930-1995), patrón de los morosos recalcitrantes y dibujante de cómics. Santiago Segura es el encargado de dar vida al padre putativo de Anacleto, la abuelita paz o la familia Cebolleta (parto múltiple), al destajista de la pluma y el tintero que, junto a otros figuras de la época como Cifré, Escobar o Ibáñez, sacaba adelante la producción de la extinta editorial Bruguera como quien acude todos los días a cavar una zanja. Probablemente madrugando menos. Pero Mr. Vázquez destacaba sobre la masa. Si bien las hermanas Gilda brillaban con luz menos intensa que Mortadelo y Filemón, la personalidad de su autor no tenía comparación. El protagonista de Los Cuentos del Tío Vázquez, que le debía pasta hasta al vendedor del cupón, inspirador del vecino del ático del 13 Rue del Percebe, no difería mucho del Vázquez real.

Porque a Don Manuel le gustaba tocar las narices y comprar a plazos (pagar era otra cosa). Incluso llegó a incluirse a sí mismo en las aventuras de Anacleto ejerciendo del archienemigo del agente secreto. El film hace un repaso de las vicisitudes del autor a lo largo de los años 60. Aunque las escenas de animación no deberían haber sobrevivido a la mesa de montaje, Segura se sale en su retrato de un polígamo que ahora sería tildado de antisistema y al que no le quedaría más remedio que adaptar sus pulsiones de bon vivant con problemas de solvencia a la España del hambre, primero, y al desarrollismo franquista, después.

Horacio Sandoval © humorenlared.com

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