noviembre 1, 2010

Butaca de Gallinero: Hedonismo

columna_raguirre_cabecera_gr
Han pasado más de 50 años desde que Kenneth Anger publicase Hollywood Babylon para despacharse a gusto acerca de los excesos de las estrellas de cine. Desde la época del cine mudo hasta la actualidad de entonces. Por sus páginas desfilaron el idilio de John Barrymore con las garrafas de alcohol o el gusto por el lujo y los excesos de Lupe Vélez, que acabó fiambre con la cabeza metida en la taza del váter, la afición por las jovencitas de Fatty Arbuckle y su acusación de violación y homicidio involuntario de Virginia Rappe
El libro pedía una segunda parte que diera cuenta de las alegres andanzas (algunas ya apuntadas en la obra primera) de Elizabeth Taylor, coleccionista de maridos y azote de obreros de la construcción, Robert Mitchum, Steve McQueen y otras estrellas con más trastienda que una tienda de souvenirs en Medellín. El Hollywood del glamour se lo había pasado bien, y la convulsa y contestataria de los 60 y 70 no podía ser menos. Mientras la mitad de los Estados Unidos pasaba por la cama de Warren Beaty, Michael Cimino se esnifaba gran parte del presupuesto de Las Puertas del Cielo (Coppola era más de sobredosis de spaghetti boloñesa) y John Belushi, el cómico más prometedor de su generación, hacía lo propio y dejaba de fumar para siempre un 5 de marzo del 82.

Drew Barrymore (la nietísima), Robert Downey Jr. o Lindsay Lohan no han inventado nada.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

Pincha aquí para ir a otras columnas de Roberto Aguirre

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados