diciembre 10, 2010

Protocolos (para una vida útil): Cómo elegir un nuevo hobby

A. Lo primero que debe tenerse en cuenta es la capacidad económica de cada uno. Coleccionar relojes Cartier de oro de 40 kilates o sellos suecos de tres chelines con errores de impresión puede ser una afición preciosa, pero si se trabaja en un burguer a media jornada no hay nada que hacer. Hay que ser realista y tener buen conformar.

B. Es imprescindible disponer de un espacio acorde con el hobby en cuestión. A Boris Becker le regalaron una pista de tenis para que fuera practicando, a ver si le cogía afición a eso de dar zurriagazos con una raqueta. Si uno vive en un piso de 40 metros cuadrados es mejor que se olvide de contruir submarinos nucleares a escala 1/2.

C. Si la variable espacio es importante no lo es menos el tiempo. En este mundo lleno de prisas, plazos de entrega, horarios de metro y estrés, aficionarse a la meditación trascendental ocho horas al día no es la mejor de las opciones. Y si disponemos de todo el tiempo del mundo porque estamos en el paro no podemos olvidar el punto A.

D. No todo el mundo es igual de habilidoso a la hora de afrontar retos personales. El bricolaje puede ser un hobby aceptable, que se ajusta a los requisitos mencionados anteriormente, pero cuando se es torpe a más no poder, manejar sierras mecánicas, clavos de 12 centímetros y martillos hidráulicos puede ser una idea desaconsejable.

E. Hacer algo que nos gusta, en la intimidad, puede ser gratificante. Pero poder compartirlo con más gente nos ayuda a socializar e incluso a aprender nuevas técnicas. Aunque hay que tener cuidado. Puede que nos guste el tiro olímpico con escopeta recortada, pero no todo el mundo aficionado a esa disciplina es pacífica y equilibrada.


Idoia Arrieta © humorenlared.com

¿Te has quedado con las ganas? Tienes más de 3.000 puntos de distribución de EL KARMA

Y si quieres la revista en tu casa todos los meses suscríbete

Pincha aquí para ir al sumario de EL KARMA nº 129