Juego de Niños: Chuchellón
Les vi en un pueblo de La Rioja, una tarde de noviembre. Ya era de noche, hacia frío, no había nadie por las calles. Solo estaban abiertos algunos bares y una tienda de chucherías. En las escaleras de la tienda, un grupo de preadolescentes, chicas y chicos, sentados, callados, quietos. En una mano la bolsa con chuches, en la otra, el móvil. Pasividad, aburrimiento, vacío. Pasé de largo mientras me preguntaba cómo a los once o doce años se puede mostrar tal tedio colectivo. Se diría que nada les interesaba excepto rumiar azúcar y echar de vez en cuando una ojeada a la pantalla. Estuve un rato pensando qué podría haber en esas cabezas, de qué se habrían nutrido, para llegar al hartazgo tan temprano. Pero a quién le extraña si naces en un hospital víctima de la violencia obstétrica, si te racionan el regazo para que no te acostumbres, si te envían a la guardería cuando no sabes andar ni hablar, si te manipulan con premios y castigos, si te acosan con juicios y etiquetas, si vas a una escuela donde sofocan tu curiosidad, si vives saturado de imágenes y pantallas, si la basura está tan barata. Mejor amebas que seres humanos ¡dónde va a parar! Elene Ortega Gallarzagoitia © humorenlared.com |
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