Debajo de la Palmera: España, como en tiempos del franquismo, sigue siendo radial
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Si algo le irrita a un alemán en su viaje por España es viajar aquí en AVE, mientras ellos, en su país, andan todavía con trenes chu-chú que muy poco a poco se van modernizando. Alemania ha sido la gran vaca lechera que ha suministrado los suficientes fondos de cohesión para que la retrasada España tenga hoy el mejor servicio europeo de alta velocidad. Pero las cosas no siempre han sido así. En 1992, Felipe González llevaba diez años presidiendo el gobierno y no quería dejar pasar por alto la celebración del V Centenario de la llegada de Colón a América, gesta a la que denominaron «Encuentro con América» a lo que fue un encontronazo. Quería que su Sevilla natal gozara de las mieles del recuerdo de aquella gesta y decidió que a su ciudad llegara el primero tan importante medio de comunicación. Y se embarcó en unir Madrid con la estación de Santa Justa en Sevilla y hacerlo todo en un pis-pas. Bien es verdad que había antes dos prioridades. Una de ellas era el corredor Mediterráneo y otra la conexión Lisboa-París por Irún. Esos eran los ejes europeos aprobados en las Cumbres. Concretamente en la de Corfú de 1994, ésta última, se materializó con música. Pero Madrid es Madrid y España, como en el franquismo tiene que ser radial, es decir, tiene que haber un centro que es la Cibeles y de allí salen los radios de la bicicleta hacia Barcelona, Bilbao, Coruña, Málaga, Sevilla y la ciudad que sea, pero todos con origen y destino en Madrid. Pero este planteamiento no ha gustado en Europa. La alta velocidad en España está siendo cuestionada en Bruselas. La Unión Europea señala que el Gobierno ha planificado la red del AVE dejando de lado las necesidades de comunicación y transporte, teniendo más en cuenta otro tipo de cuestiones. Uno de los objetivos prioritarios de la UE para el próximo año es definir la llamada Red Transeuropea de Transportes. Por este motivo, en las últimas semanas la Comisión ha estudiado los sistemas ferroviarios de los países miembros, con el fin de diseñar un plan de actuación que consiga conectar por tren todo el continente. Pese a la mediática inauguración del AVE Madrid-Valencia, presentada por el Gobierno como uno de sus grandes logros en la presente legislatura, la impresión que se llevaron del sistema ferroviario español los observadores de la UE no ha sido tan positiva como cabía esperar. Según se ha sabido, la Comisión Europea presentó la semana pasada un informe en el que califica de “error” la planificación de la red de alta velocidad española. El texto asegura que la red se ha realizado en forma radial “atendiendo a intereses políticos”, en detrimento de la utilidad de otros modelos. El escrito sostiene que el Gobierno español se ha olvidado del denominado “Corredor del Mediterráneo”, un proyecto impulsado por el propio Ejecutivo y que iba a conectar Algeciras con la frontera de Francia. La UE avaló la iniciativa, al considerar que podía ser el punto de partida de la futura Red Transeuropea de Transportes. José Blanco intentó proteger esta línea de alta velocidad incluso después de anunciar el Gobierno la necesidad de contraer el gasto público. El ministro presentó un informe en el que pedía el retraso de otros proyectos, dando prioridad al corredor mediterráneo. Sin embargo, las presiones recibidas por algunos presidentes autonómicos provocaron que Zapatero tomara otros derroteros. El ejemplo más claro de esto fue la confirmación, por parte del jefe del Ejecutivo, de la llegada del AVE a Santander en 2015. Fomento había aplazado, “sine die”, el proyecto, pero Miguel Ángel Revilla amenazó a Zapatero con romper el Gobierno entre el Partido Regionalista y el PSOE en Cantabria, y José Blanco se vio obligado a cambiar de opinión. En la UE no alcanzan a comprender por qué el 40 por ciento de las ayudas europeas a las infraestructuras españolas han ido a parar a los llamados slines -pequeñas líneas- del AVE de Madrid a Castilla-León, La Rioja, Navarra. La Comisión Europea también muestra desconfianza al proyecto de alta velocidad que unirá Madrid con Lisboa. Los gravísimos problemas de financiación de Portugal amenazan con tirar por tierra todo el trabajo realizado hasta el momento, y la Unión ve peligroso invertir en una red de AVE que está totalmente paralizada. En este contexto Bilbao es la única ciudad de más de 350.000 habitantes que aún carece de conexión a la red de altas prestaciones. El AVE viaja a toda velocidad, pero no parece volar tan rápido hacia Euzkadi. Antes de que los ciudadanos de Bilbao, Vitoria y San Sebastián vean pasar y puedan montar en el tren veloz -lo que puede ocurrir allá por 2016, según la previsión oficial-, otras 28 capitales del estado español ya sabrán lo que es formar parte de la revolución ferroviaria que ha colocado España a la cabeza de Europa en kilómetros de vías de altas prestaciones, con más de 2.660 kilómetros en servicio. El tren del futuro llegó a Valencia y con él todos los grandes centros urbanos y financieros del país estarán conectados por alta velocidad. Todos menos Bilbao, que deberá esperar aún al menos cinco años. Será la única capital por encima de los 350.000 habitantes que estará, hasta que el tren veloz llegue a Abando, fuera de la red. Antes de que el AVE llegue a Euzkadi -2016, según los planes anunciados por Fomento-, otras once capitales verán llegar los trenes de altas prestaciones. En ese desarrollo previsto están tres principales urbes gallegas (A Coruña, Pontevedra y Orense, además de Santiago); la única catalana que falta, Girona; las castellano-leonesas de Zamora, León y Palencia; Alicante y Castellón, Murcia y Granada. Fomento también se comprometió antes de la crisis a llevar el AVE a Pamplona y Cantabria en 2015, pero son proyectos que ni siquiera se han iniciado aún. De mantenerse los plazos previstos en el País Vasco, por tanto, queda claro que Euzkadi viaja en el vagón de cola del AVE, entre otras cosas porque en Madrid nunca ha habido la nueva sensibilidad europea y por otra porque Patxi López y sus diputados no pintan nada y además nunca les ha interesado esta conexión. Iñaki Anasagasti © humorenlared.com |
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