febrero 8, 2011

Butaca de Gallinero: Cortinillas

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La media de calidad de las producciones cinematográficas que inundan las carteleras me la sopla bastante. Porque según baja la calidad de la película, los elementos periféricos ganan peso. Estoy hablando de las cortinillas. A menudo toda la diversión de ir al cine termina, en mi caso, después de salir durante los trailers los logos de productoras y distribuidoras. Auténticas obras de arte del diseño.
Mucho más entretenido que tener que seguir la trama del film de turno, multitud de veces absurdas y vistas un millón de veces antes, es tratar de adivinar la compañía del tipo con catalejo (Spyglass), del faro siniestro (Castle Rock), del Pegaso (Tri Pictures), del tigre con cara de mala hostia (Mandalay), de la R dibujada con un rayo de luz (Regency), los trozos de fotograma pegados malamente sobre un cuadrado minimalista (New Line), la esfinge (Hollywood Pictures) o las más churriguerescas tripas de una máquina imposible (Lions Gate). Por poner sólo unos ejemplos.

A veces la maravilla se prolonga y la propia cortinilla enlaza con la película, como el reino de Zamunda que se extiende detrás de la montaña de la Paramount, los rayos que no perdonan al logo de 20th Century Fox en El Día de Mañana o los marines ocupas que trepan por el sedal de la caña del crío de DreamWorks en Pequeños Guerreros. Lástima que la diversión me dure tan poco. Sí, soy un amargado.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

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