abril 14, 2011

Flims: Caperucita Roja

Agotadas las series de televisión, las películas antiguas o los videojuegos, toca adaptar para el cine viejos cuentos populares y convertirlos en epopeyas de acción. Todo muy post-postmoderno. La directora Catherine Hardwicke se atreve con el clásico de Caperucita Roja. Pero, en vez de decantarse por una de las versiones, la tradicional medieval con más gore que folklore o la edulcorada de Perrault, prefiere tirar de guión original. Vamos, que la única relación entre el cuento y la película es el título y la presencia de un cazador. Aunque en el film, lo de cazador es más bien un hobby cinegético que tiene el padre Solomon, el cura al que interpreta Gary Oldman. Ni siquiera el lobo es un lobo, sino un hombre lobo, un loup-garou. Hay que reconocer que este detalle hace más creíble el speech entre la bestia travestida de abuela y la tierna muchacha.
Ese de las orejas, los ojos y los dientes grandes. Aunque, bien pensado, da igual, porque aquí no hay speech. Ni abuelita. No a la manera convencional, al menos.
La película trata de recrear atmósferas más cercanas al Sleepy Hollow de Tim Burton que al En compañía de lobos de Neil Jordan, con un pueblo aterrorizado por un monstruo (que puede ser cualquiera) que no cree en la depilación a la cera, y que pasa de solicitar sacrificios animales mensuales a exigir la entrega de humanos como condición para no arrasar la comunidad. Con lo que les va a cobrar el cazador, calculando la derrama, acaban planteándose si les merece la pena. Una víctima por luna llena es un coste bastante asumible.

Horacio Sandoval © humorenlared.com

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