Oreja a la Plancha: Tren con destino al infierno
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Triste y un poco pavoroso: si musicalmente hablando mamaste de la teta de los ochenta, la brocheta de ilustres esquelas que has ido presenciando últimamente en tan poco tiempo (Michael Jackson, a quien de pronto hay que llamar Jacko si no quieres quedar como un tonto (¿), Ronnie James Dio, el bigotudo de Manowar…) no es más que una pequeña avanzadilla de la que se te viene encima. Los músicos con los que disfrutaste hasta la hartura, los que formaron tu gusto, están más o menos todos “en bandeja de salida” por edad y quizá también por excesos. La van a jiñar uno por uno, se van a ir, y si el orden de los acontecimientos es el que uno siempre considera, en su ignorancia, el más probable, los vas a sobrevivir, así que te va a tocar verlos muertos y bien muertos. Como diría Eduardo Noriega en su papel de malo de Tesis, “Acojona, ¿eh?”. Con la inesperada partida de Gary Moore he comprobado que la ausencia de alguien a quien no has conocido en persona y de quien sólo te acordabas de vez en cuando puede generar en el espíritu un proceso de duelo tan jodido como el que más. Habrá que amarrársela al muslo, que vienen curvas muy cerradas. Juan Abarca © humorenlared.com |
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