mayo 24, 2011

El Ampli: Pánico en el supermercado

Existe un universo musical más allá de las melodías enlatadas que suenan cerca de las cajas de los supermercados. Y relaja a las fieras.

Una cebolla seca y medio cartón de leche languidecen en el fondo de la nevera. Había tratado de retrasar el momento todo lo posible pero la dura realidad se impone. Tengo que ir al supermercado a hacer compras.
El tedio me inunda mientras deambulo por los pasillos tirando del carrito de la compra. Intento hacer como los presos de las películas cuando les meten a la celda de aislamiento. Pienso en música. Comienzo rememorando los primeros compases de En el Río, el single de Mapas, el segundo trabajo de Vetusta Morla.
En mi playlist mental le sigue Raven in the Grave, lo último de The Raveonettes. Para cuando le llega el turno al Visión en la casa del caníbal de Ktulu los tarareos murmurantes ya los he convertido inconscientemente en berreos que espantan a media sección de congelados.
Tras no poco esfuerzo durante el proceso de selección de productos, alcanzo la zona de cajas. Hay varias colas que se me antojan interminables. Yo es que soy mucho de antojos. Como no sé cuál va a ir más rápida y soy el último en todas, voy alternando. Da igual en la que me ponga, todas se ralentizan.
Veo a una señora contando las monedas. Sólo puedo pensar “Más rápido, señora… Faster”. Y me vuelvo a animar acordándome del flamante álbum de Ken Hensley, el ex cantante de Uriah Heep. Y puestos a rememorar clásicos musito algunas estrofas de Blizzard of Ozz, del bueno de Ozzy Osbourne, el primo de Bertín, que se acaba de reeditar.
Al señor de delante de mí se le ha olvidado ponerle el código de barras a las acelgas. Otro tipo a mi lado me dice que le duele una muela y que a este paso se le va a pasar la hora del dentista. Saca la cartera y me enseña una foto de su señora y sus hijas. Yo, que gasto de eso, le muestro la carátula del último disco de Eladio y los seres queridos, Están todos unidos. Encima cachondeo.
Cuando parecía que la cosa no podía ir peor comienza a llorar un niño. No lo soporto. No tengo nada en contra de los niños. Solo de los que me provocan hemorragias en el oído interno. Cuatro infantes más se solidarizan con el primero y arrancan a llorar también. El señor de la muela cariada se les une. Trato de pensar en música agradable, dulce, plácida… Materia Oscura de Parade. Flores secas, de El Arca de Noelia. Sin mirar atrás, de  Lobesia. Me planteo autoasfixiarme con la bolsa de plástico reciclado pero antes de ponerme a ello ya me ha llegado el turno en la cola.
Tengo pocas manías, pero les soy muy fiel. Una de ellas es meter las compras en la bolsa por orden de altura del producto. A veces me confundo. Entonces lo saco todo y lo vuelvo a meter ordenadamente. Esto provoca una oleada de insultos entre los que esperan detrás de mí. Cómo es la gente. Me acuerdo del disco de Mala Reputación. Menos mal que yo no tengo Carácter y paso de enfrentarme a nadie. Silbo una de Old Goodbyes de los Pájaro Sunrise, pago y me voy. Antes de abandonar el local le oigo decir a la cajera que me van a poner una orden de alejamiento. Me la repampinfla. Es El Encanto de lo Irreverente, que diría Escorzo.
En el camino a casa, aprovecho para hacer balance. Ya no puedo volver a hacer compras. Eso no es malo. Alguna pega tendrá, pero de momento no se me ocurre ninguna. Bueno, siempre me quedará la hamburguesería de debajo de casa. Esta misma noche bajo y la monto allí también.

Javi Trilobite © humorenlared.com

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