agosto 6, 2011

Gora Euskadi: El futuro flota

Se masca la tragedia, oe, oe. Al Gore y Nostradamus lo sabían. El cambio climático acabará con los robles de Euskadi. Las especies forasteras acabarán invadiendo el territorio meridionalizado.
Pero eso no es lo peor de todo. El árbol que, según el reportaje, sustituirá al roble será el alcornoque. No el cedro, ni la encina, ni el olivo, ni cualquier otra especie mediterránea. El periodista intenta suavizarlo alegando que tal vez el árbol de Gernika del 2080 sea una palmera. Pero la imagen del alcornoque es más potente. Más evocadora. Dónde va a parar.

Bien pensado el alcornoque no es tan mal referente. De él se extrae el corcho. Abandonemos el pesimismo. Veamos la oportunidad de negocio. En ese futuro alcornoquero Euskadi no sólo dispondría de una vasta red de viñedos en la Rioja Alavesa. También contaría con una extensa infraestructura de la industria del corcho. Botellas de vino con tapones de eusko label. Todo queda en casa. Del sector secundario al terciario y de ahí al primario. El futuro no será negro sino tinto. Tal vez rosado.
Además, volviendo al universo simbólico, el corcho siempre flota y es poroso, cualidades recomendables para formaciones políticas en horas bajas o pactos de gobierno de longevidad cuestionable. Es más, como el paso del roble al quercus suber será una plácida transición, las dos especies compartirán hegemonía por un tiempo, inspirando soflamas de nuevo cuño, muy propicias y oportunas en épocas de coaliciones y bicefalias legislativas y ejecutivas. El nuevo lema oficial de Euskadi sería Haritz bihotza, tortotxondo burua. Corazón de roble, cabeza de alcornoque. Que cada cual se atribuya el órgano que mejor le represente.

Héctor Sánchez © humorenlared.com

Pincha aquí para ir a otras columnas de Héctor Sánchez

Pincha aquí para ir a las columnas de los colaboradores más buscados