agosto 8, 2011

Puños Fuera: Verano

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Escuchaba en la cada vez más alargada cola del Centro de Salud, las andanzas ultramarinas del ufano recepcionista, relatadas telefónicamente a algún cuñao, mientras la temperatura de los colistas subía enteros. Contaba éste que, en su reciente viaje a Chile y en el único día libre que le concedía su señora, había escalado un seis mil y contemplado sus perpetuas nieves, pescado en un río virgen y cobrado una trucha de seis kilos, y había vuelto raudo y veloz al hotel tras aquella victoriosa expedición.

La escapada del estresado en vacaciones y relajado en sus labores oficinistas, cumplía en una sola jornada varios de los sueños en la vida de cualquier humano de épocas pretéritas: viajar a los confines del mundo, subir las más altas cumbres, atrapar una inusitada pieza. Sin embargo, en su vivencia, estas bellas metas poseían el regusto de la obligación y la frivolidad del regalo. Así, las vacaciones estivales se han convertido en un desaforado ranking donde el disfrute se mide por la distancia viajada y el número de actividades deglutidas. Paremos. El verano puede ser la oportunidad de volvernos de nuevo pequeños, para poder desear los grandes sueños.

Jtxo Estebaranz © humorenlared.com

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