octubre 13, 2011

Butaca de Gallinero: Televisión

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Hubo un tiempo en el que, cuando un actor o una actriz desaparecían de la gran pantalla, era como si se los hubiese tragado la tierra. Uno asumía que las ingratitudes e infidelidades del público les habían condenado al infierno hollywoodiense de los fracasados.
Pero los tiempos han cambiado. Con tanta proliferación de canales de televisión, con tanta TDT, y tanto cable, y, sobre todo, con tanta página web de la que descargarse series, resulta muy fácil seguir la pista de los actores. Y resulta que, muchos de ellos, no es que sobrevivan gracias a la televisión, sino que lo hacen a pesar del cine.
Quedan lejos aquellos astros como Michael Douglas (Las calles de San Francisco) o Bruce Willis (Luz de Luna), que, pasados los lustros, parecía que en sus años catódicos solo estaban cogiendo tablas antes de alcanzar su meta verdadera, triunfar en el cine. Pero la crisis del sector cinematrográfico y la actual nueva edad dorada de las series han convertido el televisor no en un salvavidas sino en una delicatessen. Tal vez Geena Davis no tuviera demasiado éxito con The Geena Davis Show o Señora Presidenta pero James Gandolfini (Los Soprano) o Jeremy Piven (El Séquito) nunca habían visto su prestigio tan reconocido ni engordar tanto su cartera como cuando se consagraron en el universo televisivo. En algunos casos la hibridación con éxito equiparable es posible, como les sucede a Steve Carell (The Office) o a Toni Collette (United States of Tara). Y es que en esto también hay clases.

Roberto Aguirre © humorenlared.com

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