Debajo de la Palmera: Descubro el secreto de la Operación Urdangarin
No puedo más. Tengo que confesar un secreto. Un secreto que me roe internamente. Y me asusta. Mi homónimo Iñaki Urdangarin está a punto de ser empapelado. Y eso es grave. Sobre todo porque según me dicen puede seguir el ejemplo de aquel rey de Francia al que le pusieron una máscara de hierro. O algo peor. Meterle en un barril de cera líquida y pasar a ser de verdad una figura de cera en el lugar dedicado a los grandes chorizos de la historia. Y él es todo, menos eso. Él es un patriota. Y por eso cuento esta historia. Es público que denuncié las corruptelas y la gran corrupción de la Casa Real y del rey Juan Carlos. Tuve con él un serio enfrentamiento personal no admitido en la Villa y Corte. A los chambelanes aquello les pareció insólito. ¿Cómo era posible que un vasallo, un escuálido que diría Hugo Chávez, se atreviera a decirle a su Majestad el rey que si quería una guerra en Irak fuera él o mandara a su hijo? Increíble falta de respeto. ¿Cómo era posible que yo denunciara que siendo militar y jefe de las Fuerzas Armadas españolas no le gustasen en demasía las mujeres y los tanques, y sobre todo los negocios y las comisiones? No, no era posible. Y fue por eso que cuando escribí mi libro Una Monarquía Protegida por la Censura los servicios de la Casa Real lo pusieron en el índice de libros prohibidos y declararon que su publicación podía subvertir el orden establecido y que por tanto no se publicara. Y la Esfera de los Libros no la publicó. Hizo falta que un anarquista como Javier Ortiz, antes de irse a Jamaica para siempre, la editara. Pero la larga mano de la amplia Casa, le metió tal sordina que sigue siendo casi un libro clandestino. Por todo esto, y ante tan bloqueada situación, no me quedó más remedio que irme a Zumarraga para hablar con la familia Urdangarin. Me dijeron que había nacido allí, que su padre le había puesto un nombre sabiniano, que era un buen jugador de balonmano, que era alto y guapo y que tenía novia así como que vivía en Barcelona. Y allí fui. Le encontré en un entrenamiento. Al principio me costó entrar en materia. Me dijo que él no quería meterse en líos, que pensaba montar un pequeño restaurante y que en breve se iba a casar. Por eso tuve que emplearme a fondo. Le dije que el nombre de Iñaki era una invención de Sabino Arana y que éste había vivido también en Barcelona con su madre y hermana estudiando derecho, pero no jugando a balonmano y que él tenía la misión histórica de completar la obra del Maestro que había muerto joven. Por eso llevaba su nombre. Tras mucho insistir, logré mi propósito. Rompió con su novia y como tenía que ir a los juegos de Atlanta diseñamos una operación para lograr que se encontrara con una de las dos Infantas. Eso sí. Me dijo que no le gustaba ni una pizca Elena. Que se parecía a la esposa de Carlos IV, que tan bien pintó Goya y que en todo caso, haría lo posible por ligar con Cristina. Y lo hizo. Sacó músculo, se hizo el encontradizo, cantó el himno de España con la letra de Pemán, le mandó un ramo de flores y un queso de Idiazabal y así empezó todo. Y llegó la boda. El Lehendakari Ardanza le mandó como regalo al Orfeón Donostiarra. ¡Qué boda aquella! Y ¡qué buena pareja hacían! Y ¡qué hijos más monos fueron teniendo! ¡Ah! eso sí. A ninguno de los cuatro le puso nombre vasco no fuera la gente a sospechar que tras esta boda había un montaje. Acto seguido nos fuimos a Mallorca. Y vio lo que allí había. Dos yates de lujo que uno se llamaba El Bribón y el otro El Fortuna. Y había un presidente del PP llamado Jaume Matas que se creía Rico Mac Pato con una señora que le decía a todas horas que había que salir de abajo. Metido en un tubo el hidrógeno de Iñaki y el oxígeno de Matas salió nada menos que el agua de los grandes negocios. Lo había visto en Zarzuela. Nombrar la Casa Real y todos los pelotas de Madrid, Baleares y de Valencia se ponían a hacer reverencias, y le pedían sacarse fotos de todo tipo con él. Y como además el título de Duque de Palma-Arena le favorecía, aquello empezó a rodar. Para ello se leyó la biografía de Luis Roldán, aquel director de la Guardia Civil que hasta se llevó las colectas de los huérfanos y poco a poco, con un Instituto al que puso el nombre de Nóos, no el de Voos, amasó una considerable fortuna. La del lío. La operación iba viento en popa. El suegro estaba orgulloso con el yerno ya que lo consideraba un alumno aventajando y así las cosas, decidimos este año que convenía que se supiera que Iñaki, con un Instituto basado en un altruismo como el de la corona, había subido ya a alturas siderales. Y estalló el escándalo. Y fue entonces cuando el cuñado y el suegro le llamaron a capítulo. Y le dijeron “¿No te habíamos dicho que tu mano izquierda no supiera lo que hace tu mano derecha? Míranos a nosotros. Cobramos comisiones, tenemos los mejores coches y las mejores motos y encima el PP y el PSOE, el Grupo Prisa y el ABC, Recoletos y la Cope, nos siguen diciendo que somos la Institución más valorada. Nos has metido en un buen lío. Vas a tener que pagar el pato. Y ojito con decir que Cristina era tu socia”. No sabían que tras Urdangarin estaba yo y un grupo de republicanos y gentes de mal vivir y que le habíamos cogido al pobre Iñaki como caballo de Troya para volar el invento. La obra de Franco la habíamos puesto en peligro. Las alarmas sonaron e Iñaki ha sido puesto en la picota. Para colmo empezaron a decir que todo el dinero estaba en el paraíso fiscal de Belice cuando en realidad está en la BBK de Zumarraga. Y no es para tanto. Lo vamos a devolver. Es la décima parte de las supuestas comisiones cobradas por el suegro en el tren entre La Meca y Medina. Reconozco haber logrado mi objetivo que era mostrar las vergüenzas de la Casa y que la gente comience a conocer el percal, pero estoy preocupado con Iñaki. Le va a caer un buen puro y él solamente es un actor secundario. Yo soy el responsable y como tengo inmunidad, pues que me la levanten con un suplicatorio y será entonces cuando en Eibar volveremos a proclamar la República. Ese es el plan. Y si encarcelan a Iñaki, pediremos a Rajoy el acercamiento de presos. Y esa es la historia. Solo la sabe EL KARMA, único lugar donde pueden entenderla. Os pido por tanto ayuda para completar mi misión y que a Iñaki no le lleven al Museo de Cera. Muchas gracias. Iñaki Anasagasti © humorenlared.com |
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