enero 26, 2012

Mens Insana: Cabezas de reptil

Necesito creer que me van a salvar. Me convenzo de que la Banca y los líderes demócratas me transmiten confianza, y pontifico que votarles es un derecho de obligado cumplimiento. También me gusta el buen saber hacer de países como China, y de todos sus súbditos. Todos ellos me inspiran una inquietante mezcla de horror, terror y paralizante simpatía. En cuántas ocasiones los chinos nos sirven para un roto, un descosido… un apaño barato. Gracias a que no entienden de Derechos Humanos puedo comprar a precio de miseria. ¡Incluso aquí!, algunos enamorados de la propia idiosincrasia llegado el momento se dejan de euskolabeles y se suman ávidos y rápidos a un, más modesto, Made in Túnez.

Lo que sí me cuesta disimular es el desasosiego que me produce el hecho de que los chinos se conviertan en referentes mundiales… Porque pienso que solo los auténticos esclavos pueden competir con esclavos profesionales. En grandes avenidas de ciudades como Shangai se pueden ver personas que van caminando, y de repente se desploman. Caen al suelo fulminadas por el agotamiento. ¡Qué importa! Yo sigo encaminándome, inexorable, hacia donde apuntan las cabezas de los ofidios.

Sheila Blázquez © humorenlared.com

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