Cómic: Valentina
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![]() Guido Crepax Norma Editorial Hubo una época, allá por los 70, en la que el acceso a contenidos de alta carga erótica no era tan fácil como ahora y quienes encontraban las revistas porno suecas demasiado crudas y preferían la ilustración a la fotografía explícita podían acudir a Fritz the Cat, de Robert Crumb, o a las aventuras de la vampira Sukia. Pero aquellos que pretendían dotar a sus pulsiones onanista – contemplativas de una coartada intelectual siempre podían devorar los cómics de Valentina, el personaje más popular creado por Guido Crepax (1933 – 2003). Valentina, nacida como personaje secundario pronto alcanza el estatus de protagonista absoluta de la obra del dibujante italiano. Se trata de una especie de reportera gráfica a medio camino entre Tintín, Clark Kent y Emmanuelle, que existe en un extraño plano de la existencia en el que se mezclan la más cruda realidad de la época, con continuas alusiones al pop art y a las inquietudes políticas de la izquierda europea, con el irreal mundo de los sueños y los deseos del subconsciente. Todo muy surrealista y muy artie. Caducidad prorrogable La heroína de Crepax crece, madura, se reproduce, se institucionaliza (dicen los mentideros de Internet que es el único personaje de cómic con carnet de identidad, aunque hay constancia de que en El libro de Oro de Astérix se muestra el pasaporte del galo), envejece y, finalmente, en Al diavolo Valentina!, muere. El tercer volumen recopilatorio, prologado por Antonio Altarriba, de las aventuras de Valentina muestra su faceta más aventurera, recoge las historias Baba Yaga, Barbablú, Annette, El pequeño rey, La caída de los ángeles y Quién teme a Baba Yaga. Nostalgia viejuna y salidismo postmoderno en blanco y negro. © humorenlared.com
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